Combustión espontánea.


Hablamos hoy del fenómeno conocido como combustión espontánea. La mayoría de la gente ha escuchado hablar de este fenómeno del cual se tiene normalmente poca información ¿Es algo científicamente probable o paranormal?

Este fenómeno tuvo sobre todo gran influencia sobre los siglos XVIII y XIX. La gente de esta época catalogaban la combustión espontánea como un castigo divino impuesto por Dios, versión que se fue extendiendo debido a que ningún fenómeno pudo ser examinado de manera precisa por un especialista. Durante este periodo fueron multitud de personas los que se sintieron atraídos por el tema, entre ellos el novelista Charles Dickens.

La combustión espontánea ,a la que llamaremos C.E. para abreviar, se produce en un breve periodo de tiempo y las llamas generadas alcanzan una temperatura capaz de calcinar huesos, unos 1650º se necesitan para que estos se fundan. Las personas que han sufrido una C.E. arden de pronto y no suelen luchar ni gritar para intentar salvarse. Se cree que la mente también forma parte de este proceso, los supervivientes relatan que no se acuerdan de lo sucedido o simplemente demuestran una gran apatía a la hora de contarlo.

Cuando se produce una C.E. nunca se sabe en el momento en el que se va a parar, en la mayoría de los casos el sujeto ha acabado calcinado por completo, únicamente quedando restos de sus extremidades o de otros órganos, en los casos conocidos actualmente se tiene la certeza de que también suele sobrevivir la columna vertebral, cráneo y restos del cerebro.

Los científicos señalan que la C.E. puede producirse por causas anómalas del cuerpo humano, en ciertas ocasiones el cuerpo humano podría generar gases que ardieran en contacto con el oxígeno por lo tanto se produciría una combustión en poco tiempo. Otra teoría es la de la acumulación de fosfágeno, sustancia producida a la nitroglicerina, en personas sedentarias podría producirse en exceso, aunque de esto no se tienen evidencias.

Actualmente el estudio de la C.E. ha quedado en un segundo plano debido a la escasez de casos demostrables y conocidos. Ante todo, la certeza de estos fenómenos existe, solo hay que abrir un poco la mente y analizarlos científicamente o adquirir el pensamiento de nuestros antecesores y dejarlo pasar como castigo divino.


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